Las dificultades en camino de la autoedición

Cuando eres escritor y tú lo haces todo, se suele decir que eres autoeditor. Ahí no sólo tienes que preocuparte de escribir tus novelas, pues lo que tú quieres es: ¡ser escritor! Pero tienes que completar el resto del tedioso proceso hasta ver publicada tu obra: corrección, publicación y promoción...

El punto más complicado, es la promoción, pues no tienes un puto duro y para más inri si publicas erótica, tampoco te creas que las plataformas admiten publicidad si tus obras son para mayores de 18 años. ¡Es el puritanismo anglosajón que se destila en Amazon, Google y otras...!

Te queda la publicación en páginas de relatos intentando sugerir al lector o lectora que: ¡oye, si te está gustando el capítulo, has de saber que esto es una novela completa...!

Pero ahí vienen más dificultades, pues, si esa persona tiene acceso diario a docenas de relatos "gratuitos", ¿por qué van a pagar por tu obra?

Y la cosa se pone peor cuando cuatro energúmenos te increpan por anunciarte, ¡como si la página fuera suya! Estos energúmenos, con orejas de burro, como en el cuento de pinocho, pueden hacer mucho daño a pesar de ser cuatro gilipollas...

Y complicarte la existencia hasta conseguir sus objetivos, pues los hijos de puta, ¡son obcecados como talibanes!

Así que todo se complica y como decía Murphy en sus leyes, todo es susceptible de empeorar...

Mientras tanto sientes la necesidad de terminar esa novela que estabas a punto de terminar, pero ves las putadas que te hacen esos cuatro gilipollas y sinceramente, se te quitan las ganas de seguir escribiendo para los cuatro duros que obtienes a cambio...

PD.: Aunque luego te dices, bueno, la publicaré, aunque sólo sea por la satisfacción de llegar a la veintena, ¡que se dice pronto!