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Mostrando entradas de septiembre, 2012

Calenturas sorpresivas...

Bastó un simple comentario, una simple conversación escuchada en aquel vagón de metro, para despertar en ella el deseo dormido... - A mi me gustan las mujeres que se cuidan -dijo simplemente aquel hombre al amigo o compañero de trabajo con el que viajaba en el metro... Ella se lo tomó como un piropo, tal vez porque previamente alguna mirada lasciva hacia su escote de grandes pechos ya la advirtiera de que aquel hombre la deseaba. Últimamente había notado cómo se sorprendía mientras miraba a los chicos jóvenes descaradamente a sus braguetas, nada de a los ojos como dicen todas, ella miraba a lo que más deseaba, sus pollas, pues sólo ellas eran capaces de hacerla vibrar hasta donde una mujer quiere llegar cuando la follan bien y a conciencia. En la siesta tal vez soñó con aquel simple comentario, aquella simple frase que despertó su deseo dormido. Por eso cuando su marido llegó a despertarla y palpó su raja, a modo de juego erótico no reaccionó como tantas otras veces, gruñendo en