Entre sueños...

No podía dormir, daba vueltas y más vueltas en la cama. A veces me pasa, no se bien porqué, supongo que como a mucha gente. La vida insatisfactoria, ese algo que buscamos y que no tenemos, ese no se qué que nos falta y no sabemos bien lo que es. Me giré y me acoplé, como una cuchara se junta con otra, con la espalda de mi pareja.

Súbita erección me sorprendió en ese estado entre durmiendo y queriendo dormir. Así que la extraje del boxer y se la coloqué justo bajo su deseo, tapado aún por sus bragas. Con leves empujones arremetí contra ella entre sueños y me excité aún más, de modo que disimuladamente aparté la barrera de algodón que me separaba de lo que yo deseaba y así, piel contra piel seguí empujando levemente, sin casi notarlo.

Pleno de excitación deslicé un dedo a continuación en el objeto de deseo, y lubricado lo hallé, más seco mi glande estaba por lo que un poco de saliva bastó para ponerlo a punto. De nuevo en íntimo contacto ambos dos se unieron, esta vez los leves empujones hicieron que uno se abriera paso en el otro, aunque sólo la puntita entró.

Rozando ya la desesperación, un poco más de lubricación ayudó a que aquello entrara y lo otro se abriera. Ya no empujaba suavemente, sino con ganas hasta el fondo como diría aquel y la hembra ya desatada pareció despertar sobresaltada y moviendo sus caderas ahora ella, quieto me quedé yo, disfrutando del roce íntimo, del roce sin fricción, placentero y excitante.
- ¡Vamos! -dijo ella-. ¡Vamos! -repitió.

Se puso boca arriba y le bajé las bragas, con mi mano la acaricié y con mis dedos la penetré. Muy lubricada ella gemía y se retorcía, me deleité en estas caricias mientras ella me repetía: ¡Vamos!

Ya desatado, me puse encima y ansiosos nuestros labios saboreamos, con tremendo deseo la penetré y ella exhaló en el frenesí. Nos entregamos en cuerpo y alma al coito, al goce y al disfrute, con tremendo placer y en apenas unos momentos ella estalló de puro éxtasis, seguí penetrándola disfrutando con ella del momento, más esperé a que ella apurase el suyo para comenzar yo el mío.

Derramé mi semilla dentro de ella, tan suavemente como me vino, estallé como ella y me contraje mientras ella me recibía bien abierta y complacida, buscando ya de nuevo el sueño tras aquella bendita interrupción del mismo.

Satisfecho la liberé de mi peso, con el placer aún fresco en el recuerdo, me acurruqué a su lado y busqué yo también mi sueño.

Ya por la mañana aquello recordaríamos, entre la bruma y espesura nocturna, más en el recuerdo perduraría, como un encuentro señalado, cuando el deseo se combina, coincide y se comparte en un momento mágico, casi irrepetible, que se rememora y se echa de menos, pues esa magia no es fácil de encontrar, más bien parecería que es ella la que, caprichosa, se presenta cualquier día...

PD.: Esta historia es real, tan real como la vida misma, pues aunque se diga que la realidad supera la ficción, normalmente ésta nace y se inspira en la primera...

Comentarios

  1. hola espero estes bien me gustaría poder leer los capítulos faltantes de naufragos .
    si me pudieras indicar la manera de hacerlo te lo agradecería
    muchas gracias

    ResponderEliminar
  2. Buenas. Me han gustado mucho los tres primeros capítulos de tu novela "Memorias", pero no encuentro los capítulos siguientes en internet. Por lo cual te pido a ti, el autor o la autora, ayuda.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Mi nueva novela: Los Secretos de Mamá

Mi nueva novela: Mi Verano en Japón

La fantasía secreta de Vero